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NADAENCONCRETO (verde sobre morado, el moroso ignominio)

Día a día

Esto es lo que hay.

Tengo miedo de acabar desquiciado mordiendo los bordes de las puertas; mirandome al espejo, envejecido; ocuapndo un lugar que no me corresponde. Me dicen que soy feliz porque estoy donde quiero estar, y no es así. Veo caras que hablan y no saben lo que dicen, y no sé lo que dicen. Y el hastío no me deja respirar. Y el hastío no me deja vivir. No quiero seguir así. No quiero seguir aquí. Quiero morir y que nadie se entere o vivir sin que nadie me pida cuentas. Y dormir, dormir, dormir...

¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué se supone que debo estar aquí, entre gentes que se muerden con sonrisas? Si ni lágrimas me quedan para llorar los cadáveres que me devuelve el espejo. Si no me interesa esto que se supone que me debe interesar.

Esto es lo que hay. Cuando cae el telón y el personaje desaparece, queda el actor... o el impostor, que es lo que siempre he sido. Nací para ello, y con ello moriré.

Mi escuela a veces es muy divertida

Os voy a contar, queridos amigos, lo que ocurrió ayer en mi escuela (Real Escuela Superior de Arte Dramático, RESAD).

Ayer fue la inauguración oficial del curso, ya sabéis, un acto institucional donde van una serie de personalidades, dicen unas palabritas, inauguran el curso y luego se ponen moraos en un ágape medio cutre. Pues bien, ayer, una de las personalidades que nos visitaros fue la insigne Esperanza Aguirre. Sobra decir que en una escuela de teatro las simpatías hacia la clase política son escasas y más si esta clase política es del Partido (im)Popular. Pero, evidentemente, somos más originales que cualquier sector de estudiantes y no nos dedicamos a abuchear a la interfecta (que por otro lado es lo que se hubiera merecido). Muy al contrario, un reducido grupo de alumnos se disfrazaron de peperos superpijos y se dedicaron, desde la llegada de la querida Esperanza, a vitorearla y lanzarle bravos y hurras. Si en cualquier momento se la nombraba, el grupo de enmascarados interrumpían el acto al grito de "BRAVO!!". Resultaba muy gracioso cómo la cara de la Espe iba cambiando, desde la entrada en la que se había creído que tenía un reducto de seguidores a su favor, hasta que se dio cuenta de que se estaba riendo de ella.

En un momento de su intervención, y tras la enésima interrupción de los pseudo peperos, ésta dijo: "Tenéis que prepararos más, tenéis que aprender a interpretar mejor porque suena falso lo que decís". Claro, señora, de eso se trataba.

Vivimos un momento tenso cuando uno de los peperitos le dijo tras las anteriores palabras de la Aguirre: "Qué va, tonta, si te queremos", y un señor, que es un actor mayor medio conocidillo cuyo nombre no recuerdo, se levantó muy serio y dijo: "Basta ya!! Un poco de respeto!!". Todos pensamos que era un participante más de la comedia que estabamos viendo, pero no, fue un espontáneo muy sincero él.

Y en fin, despues nos dieron un aperitivo (ojo, a los profesores y personalidades en la cafetería de la escuela y a los alumnos, en el hall) y luego nos fuimos a casa como si tal cosa.

Hemos salido en las noticias interneteras.

Esto es para todos vosotros

Esto es para todos los que entrais y leeis mis pequeñas miserias. Sé que me puedo tirar mucho tiempo sin escribir, sé que casi nunca contesto los comentarios que me hacéis, y sé que parece que paso de los que me leeis y tratáis de entenderme... nada más lejos de la realidad. Leo con atención y emoción todo lo que me escribís. Y a veces intento compensar pegando muchas cosas seguidas. Aunque sé que no tengo remedio. Ahora estoy en una época más creativa y veréis que escribo a menudo, casi a diario. Pero ocurre que he estado repasando todo lo que he ido colgando durante casi un año y medio y todo lo que habéis ido comentando... en fín. Tengo que reconocer que me he emocionado más de dos veces porque hay una frase que se repite mucho en las intervenciones: Te quiero, Ro. No hay nada mejor para alguien que tiende a sentirse poco querido que saber que hay gente (más de la que uno se espera) que te quiere de modo desineresado y generoso. Pues bien, tengo que deciros, aunque sea algo que digo poco a menudo, que OS QUIERO, sí, con mayúsculas, y que es muy difícil vivir sin saber que muchos de vosotros estaréis ahí siempre.

Hay una persona en concreto, Brisa, que ha estado ahí, al pie del cañon desde el principio. Brisa, sé que te debo una explicación, mucho tiempo sin dar señales de vida. Bueno, he pensado muchas veces mandarte un mail y contarte cosas... pero soy vago, muy vago. Esa es la única excusa si es que se puede considerar tal. Gracias por haber estado ahí.

El borde es un gran poeta que lleva ya mucho tiempo sin dar señales de vida (a lo mejor es vago como yo) y a Brisa y a mí nos tiene preocupados (verdad, Brisa??). También a ti te debo el haber retomado con energía esta labor blogger. Me encantan tus escritos y me encanta que me escribas. Espero verte pronto.

Silvia, cómo es posible que hayas comentado TODOS los posts??? En fin, no me cabe en la cabeza (y soy bastante cabezón) tanta perseverancia. No te diré nada más por aquí porque siempre tendremos nuestro Pachamama.

Carmela, ay Carmelilla mía... qué haría yo sin ti. En fin, qué te voy a decir que no sepas, si todo lo que escribo aquí lo he hablado días (u horas) antes contigo. Que qué malo es conocerse, no??

X (y sus diversos nombres), a ti tampoco te puedo decir mucho porque hablamos a menudo. Simplemente, gracias por esas conversaciones, por escucharme y aguantarme. Espero ansioso el día en que yo te enseñe teatro y tú me enseñes a cantar XD.

A Moonsa le debo el haber descubierto esto del blog y que me ha servido como vía de escape, también ha estado ahí desde el pricipio, con sus idas y venidas... más o menos como yo.

Rudolph y Gödel también hacen aportaciones sumamente interesantes y, por supuesto a ellos también los quiero (de un modo casto, claro XD). Pero tenéis que postear más!!!!!

Rakel, Carmen y Nadia también han entrado alguna vez y, para quien no lo sepa, pertenencen al Coro de Cámara Oretania del que os he hablado más de una vez. Rakel, tus intervenciones han sido muy esperanzadoras alguna vez, pero otras me han entristecido, quiérete más. Carmen y Nadia, cómo me gusta poder volver a hablar de vosotras en el mismo párrafo. Besos babosos a las tres.

Risy, otra niña encantadora que no tiene el culo gordo y que además de leer, escribe, y muy bien, y yo quiero que me deje colgar algunas cosas que sé que tiene guardadas en un cajón oscuro y olvidado. Pero creo que no me deja.

Clara ha escrito alguno de los post más bellos que han circulado por aquí... lo cual me toca la polla (y no cuento secretos) porque me hace la competencia. En fin, Clara, tú y sólo tú. Sabes que eres única y eso te pesa... hay que aligerar la carga porque el camino es largo.

Si hasta mi hermano me ha escrito!! Luis, si sigues leyendo esto, da señales de vida, que con lo poco que nos vemos, así por lo menos sabremos si seguimos vivos (a mi hermano no le voy a decir que le quiero, aunque le quiera, porque mi familia es así, no se suelen decir estas cosas aunque se sepan). Lo dicho, si sigues por aqui, da señales.

Y en fin, esto es una putada porque seguro que me estoy dejando gente...

Ah, si!! el recién llegado. Como tiene varios nombre le llamaremos KK... Pues nada, gracias también a ti, qué te voy a contar... mejor me callo porque si no... XD

Lo dicho, GRACIAS a todos simplemente por ser. Y ahora me voy a lavar los diente que el exceso de azúcar me pica las muelas, BESOS.

Aquí estamos esperando

Esperar algo supone tener esperanza en conseguirlo... parece una perogrullada, pero hay gente que pretende esperar algo que sabe que no tendrá, y eso no es esperar, es desesperar. Es una especie de masoquismo. Pues bien, aquí estoy yo esperando (no sé muy bien qué), pero esperando porque tengo la esperanza de tener lo esperado.

Como dice Benedetti (y un día me dijeron a mí):

Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Parece un poco de cobardes, una posición cómoda... no dependerá de mí, yo estaré simplemente esperando hasta que me canse de esperar en vez de pasar a la acción. Qué se le va a hacer, el mundo (digan lo que digan) también es de los cobardes. Y yo siempre lo seré a pesar de cometer la pequeña osadía de decirte que te espero.

Siempre no (historia de patatas)

Siempre me han dicho no... bueno, siempre he pensado que me dirían no. Es algo complicado, es como si sabes que a alguien no lo gustan las patatas, no le vas a preguntar si quiere que le invites a comer patatas, ¿no? El problema es si no sabes si le gustan las patatas y vives en una sociedad llena de tabúes en la que está mal visto preguntarle a la gente por sus preferencias hacia los tubérculos. No sé si me explico. El caso es que siempre he llevado el no por delante y al final acabo llevando el no por todos sitios. Otras veces he sido yo el que ha dicho no y nunca sabré las consecuencias reales de esa respuesta (puede ser que si hubiese dicho sí a tiempo ahora podría estar comiendo patatas tan contento, o perdices, que para el caso es lo mismo), pero como eso no lo sé prefiero no comerme demasiado la cabeza (la patata).

El caso es que pretendo comer patatas con los que sé que no les gusta comer patatas... y qué le voy a hacer si es algo que va conmigo, me gusta comer patatas con los que no les gusta comer patatas o con los que parece que no les gusta comerlas (las patatas), pa gustos los colores... y así me va. Y en las pocas veces en que encuentro a alguien que come patatas y no le importa, pues la cago. O espero demasiado o directamente no quieren comer patatas conmigo... Y cómo se hace para saber el momento justo de decir: oye, ¿te apetece asar unas patatitas? Una putada. Pero como dice el bueno de Lewin , "esta noche volaré". Prometo intentar tirarme a la piscina (jeje, a eso de "prometo intentar" se le ve mucho la trampa, ¿no?) y decir las cosas claritas. Porque hay alguien que sé que le gustan las patatas, pero creo que las patatas que él come hace tiempo que se las venden en otro sitio... y no sé si mis patatas le pueden gustar más... pero qué le voy a hacer yo, mis patatas son mis patatas y punto, es lo que hay. Siempre me las puedo comer yo solito (aunque es más aburrido) y así tengo más.

Sé que mis patatas no son las más bellas, posiblemente tampoco sean las más ricas... pero tienen su aquel. Tienen un aspecto raro pero cuando llegas al interior tienen algo que no tienen las demás (si queréis saber qué tienen, tendréis que descubrirlo vosotros mismos, tengo patatas para todo el mundo!).

En fin, que pensaba escribir un post medio críptico y se me ve el plumero a la legua. Bah, me la suda. Prometo que volaré e intentaré comer patatas bien acompañado. Ya os contaré.

¿Por qué hay que ponerle título a todo?

El lunes pasado, día tres de septiembre, fue un día totalmente fuera de rutina. Una manera estupenda de saltarse la rutina, por otro lado. Y sin embargo...

Y sin embargo me sentí triste y decepcionado (no me preguntéis por qué, no lo voy a decir. No aquí por lo menos. Si queréis, delante de un café y sin http's de por medio). Y digo que fue un día fuera de toda rutina porque por un lado pude conocer a una persona y comer con ella. Es estupendo encontrarte a buena gente con la que poder hablar de cualquier cosa y reírte de todo. Pocas veces ocurre que conectes bien con alguien al que apenas conoces y que desde el primer momento notes el buen ambiente. Por otro lado, ya por la noche, dimos en el conservatorio de Ciudad Real un concierto del que se puede decir que es el mejor concierto que hemos dado en Ciudad Real ( Ay! mi Oretania querida ). Y sin embargo...

Y sin embargo, cuando me acosté, tenía algo en el estómago que me mordía fuerte. Tal vez sea la desazón de la vuelta a Madrid y el comienzo del curso (¿volver a un sitio significa volver a la desidia de días pasados en ese mismo lugar?); tal vez sea darse cuenta de que ha finalizado uno de los veranos más estúpidos de mi vida; tal vez sea... no, eso creo que no.

Esa es la cuestión: ¿Por qué al acostarme me sentí vacío? Era una sensación parecida a la del desamor... ¿Me habré enamorado?

Caminando

El que va delante es bastante más mayor, tal vez treinta y cinco años, incluso cuarenta. Bien cuidado, bien vestido, algo calvo. A pocos pasos un muchacho joven, de unos vienticinco. A demasiados pocos pasos. La gente no anda así por la calle, o vas a una distancia de unos cuantos metros o acelaras el paso para adelantar o vas hombro con hombro. Cuando ya se han alejado de mí el muchacho joven hace una pequeña parada y dice algo que no puedo entender. El más mayor, sin parar, gira la cabeza, lo mira muy serio y continuando su camino vuelve a mirar al frente. Gira una esquina y desaparece de mi vista. El muchacho joven al llegar a la esquina se para. Tal vez espera que en una nueva mirada del más mayor, éste se apiade de él. Yo ya no puedo verlo, pero es evidente que ni ha parado ni ha vuelto a mirar. Detenido en la esquina, el chico joven, dubitativo y triste espera un segundo más. Con aire despistado se da la vuelta y se va en dirección contraria.

Me ocurren cosas...

Me ha pasado una cosa curiosa, bueno, en realidad me ha vuelto a pasar una cosa curiosa que ya me ocurrió hace algunos meses. En el momento en que escribo esto en un cuaderno, estoy tomandome un café en la Plaza de Cervantes de Ciudad Real, en una terraza, mientras oigo en Radio Clásica la Obertura Trágica de Johannes Brahms. Como estoy en la calle, inevitablemente se cuelan ruidos de exterior a través de los cascos.

Pues bien, detrás de mí tengo uno de esos cochecitos tan feos en los que echas un euro (si eres adulto) y te montas (si eres un niño) mientras aquello se agita vagamente y escupe una música espantosa. Musiquilla que se ha colado entre mi sueño, el café y la Obertura Trágica de Brahms con tan ¿buena? suerte que el atraco acústico del cochecito y lo que en ese momento interpretaba Karajan, estaba en la misma tonalidad y coincidían en el tempo. La "música" del cochecito era la típica marcha que, en las pelis, silban los heridos de la guerra civil norteamericana. La mezcla es explosiva, y lo mejor es que no había más disonancia que la estética.

Han sido apenas diez segundos en los que parecía que Brahms había conquistado el Río Bravo seguido del séptimo de caballería.

¿Qué opinaría el insigne Johannes de esto? Creo que sería capaz de asesinar al inventor de la grabación musical para no emzclarse con aquello (está claro que son los problemas de la "cultura para todos", si dcides escuchar musica en mitad de una plaza pueden pasar estas cosas). Tal vez no. Tal vez le encantaría la idea e incluiría en la partitura: Interpétese este fragmento con un cochecito similar al que hay en la Plaza de cervantes de Ciudad Real, todo ello escrito en italiano, claro, que las transgresiones tienen un límite.

Aunque la opinión de Brahms nunca la sabremos (a mí personalmente me la suda) yo me quedo con esos diez segundos únicos que nadie más ha podido apreciar. Diez segundos más o menos adecuados, pero únicos.

Decía al principio que hace unos meses me pasó algo similar, pero el efecto fue infinitamente más bello. Estaba escuchando una de las Fantasías para violín solo de G. P. Telemann mientras navegaba por internet. Y está claro que el mal gusto impera en la red, por ejemplo: las webs donde se incluye algún tipo de música (normalmente midis con sonidos horribles) sin tener en cuenta si al navegante le apetece o no escuchar eso. Y hete aquí que en una página en la que entré empezó a sonar un tema de la banda sonora de Blade Runner. Se trata de un saxofón solista sobre un colchon armónico de sintetizador, rollo new age relajante y tal. A mí el tema en cuentión no me hace mucha gracia, pero recordemos que estaba escuchando el violín maravilloso de Telemann... me quedé sin palabras (y con lágrimas). El efecto es indescriptible, en la frontera entre lo disonante y lo armónico. Una extraña belleza.

No recuerdo cuál de las fantasías estaba escuchando, así que no puedo repetirlo. Casi mejor. Quedará en los anales de mis momentos irrepetibles.

Mañanas.

Llevo muchos días sin ver una mañana. Si acaso veo sus primeras horas, antes de que yo "anochezca" y me quede dormido. Es cierto, me cuesta dormir, pero creo que me duermo al amanecer para no tener que sufrir las mañanas. Sí, me deprimen, en especial las de verano. Las de invierno, qué quieres que te diga, son más oscuras. Y es que es ese exceso de luz clara lo que me hunde.

La mañana me sabe a jubilado, a ama de casa, a barrio, a la compra... a vitalidad. Y todas esas cosas me deprimen demasiado. Me sabe a una tópica melodía de música barroca (Vivaldi, por ejemplo) de esas que se pusieron de moda para ambientar muchas películas españolas de los setenta y principio de los ochenta que querían pasar por intelectuales (¿Quién no recuerda la cutrez de la banda sonora de -dígase con acento norteamericano- Volver a empezar con el Canon y Giga de Pachelbel, tal sobreexplotado él?)

No quiero que se me entienda mal, no es que no me guste esa música, muy al contrario, me encanta, pero por las mañanas suena de otro modo, más... luminoso. Y eso, ya digo, me deprime. El exceso de claridad aplana los contrastes, engaña. Las cosas no se pueden apreciar con todos sus matices a las 11 de la mañana.

Además, por la mañana hay demasiada gente viva.

Me cago en la puta pedantería del personal, pero me cago con una mierda muy gorda y muy espesa

Me levanto, ducha de rigor.
Despierto y sin legañas
abundo en una vida
que va de bote en bote
de la cama al metro,
del metro al café
(con tostada),
del café a la ausencia.

¿Qué hago aquí?

Son días, y horas
y micras de segundo
mirando a una ventana
tras la que nadie pasa,
nada pasa.

(En mi café flota
una llamada perdida)

Y estas gentes que hablan
y no las entiendo...
Si no os entiendo,
¿qué hago aquí?
¿qué coño hago aquí?

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Lunes, 13:30 h.

Tres escobas hablan de arte.
Mueven los labios.
Ponen ojos importantes.
Callan unos segundos
y se miran estupefactas.
El silencio es atronador,
les revuelve el estómago.
Cacarean de nuevo.
Son escobas que cacarean,
es curioso.

Ríe y el mundo reirá contigo; llora y lo harás solo.

Llevo tanto tiempo saliendo de un bache para meterme en otro... Cómo no, me pregunto si mi vida será siempre así... llevo toda la vida pregutándomelo. Y sin embargo, qué feliz soy cuando veo de nuevo la luz, tan feliz como un niño pijo recibiendo por primera vez una sonrisa sincera... y como la alegría del niño pijo, no me dura la sensación más de cinco minutos. Lo que tardo en volver a preguntarme si toda mi vida serás así.

Tras tu ortodoncia, unos dientes blancos.
Tras tus gafas, una mirada brillante.
Tras mi jersey
gusanos.

Si alguien alguna vez
es capaz de desnudarme
espero que lleve un pañuelo a mano
para taparse boca y nariz
y no desmayarse por el hedor.

Cuánto tiempo

Cuánto tiempo sin escribir, verdad?? Lo cierto es que no tengo mucho que contar... mi vida es tan poco interesante... creo que voy a cambiar el nombre del blog por nadainteresante.blogia.com. Si estoy escribiendo ahora es por esas personas que entran de vez en cando y que normalmente se lo en cuentran sin novedad alguna (son sólo dos pesonas -creo- pero mu bien avenías. Gracias Brisa y elBorde.) Como digo, no me ha pasado nada interesante salvo que mi ex me ha vuelto a mensajear... (no sé porqué cuento esto) y me estoy planteando cosas que creía enterradas... ¿quedo con él? ¿me limito a seguir mandando mensajitos? No sé... qué difíciles hacemos las cosa mas sencillas. Uno se pasa la vida buscando cosas (no se sabe muy bien qué cosas pero se buscan) y parece que las cosas que vienen de modo sencillo no pueden ser las autenticas porque nos han enseñado que todo en esta vida es difícil (el valle de lágrimas y demás falacias, ya sabéis) y lo que viene fáclmente es falso. La verdad es que no son las únicas dudas que me surgen (ya sabéis: ¿será la persona adecuada? ¿realmente nos necesitamos? y lo que es peor ¿sé yo llevar una relación de pareja? Esto último es lo que más me pincha en el ojo cada vez que lo pienso). Bueno, me permitiréis que os cuente esto (si es que hay alguien que lo lea) por aquello de la terapia, de soltarlo todo...

Por otro lado, sigo feliz con mi coro. Hemos tenido varios conciertos últimamente y los hemos solventado con bastante éxito (sobre un concierto muy especial que dimos el viernes pasado ya os hablaré cuando vuelva a Madrid). Y sigo pensando que cuando estoy cantando con Oretania me siento más feliz que en ningún otro sitio. Mis amigos (los de Oretania y los que no son Oretania, con los que paso más tiempo todavía) son mi sal (Brisa: recuaredas esa lista que tenemos pendiente de cosas que le dan sabor a la vida?? pues aqui te podria decir unas cuantas). Tan bien me siento cantando que me planteo muchas cosas con respecto a mis estudios de teatro (no mentaré qué cosas por aquello de que el diablo aparece con sólo nombrarlo).

En fin perdonadme que os comente mis banalidades... pero estoy en un momento demasiado raro y estas cosas son muy terapéuticas.

Mucha suerte y sed todo lo felies que podáis, no hagáis caso de los que se ganan la vida con el miedo ajeno.

Algún día

Un día amé
y al dia siguiente reventé.

Posible epitafio (uno de tantos)

A veces me doy miedo.
A veces me sorprendo a mí mismo bailando al borde de mi vida,
bailando solo.
Me da miedo pensar que toda mi vida va a ser así: un encadenado de hechos aislados que nada tienen que ver los unos con los otros.
Estoy cansado de llevar tantas vidas.

Tratando de ser coherente, debería irme... pero siempre fui cobarde y me asusta más ser algo que intentar mover el dedo meñique del pie.

Tengo pensada la música que tiene que sonar en mi funeral, el Cantique de Jean Racine de Fauré me ayudará a no llorar mientras veo llorar a la gente que me quiere.

Que nadie se asuste, siempre he sido un cobarde.

Sin remedio

A veces doy muestras de ser autenticamente gilipollas.

Es como esas moscas que han conseguido liberarse de una tela de araña y al rato vuelve a caer en la misma tela.

¿Y qué se puede hacer cuando alguien se convierte en un pozo al que es invitable tirarse...?

Y así hasta el infinito

Las personas somos complicadas
(Acabo de descubrir América)
Como dice aquel: Cuando me llamaron no escuché el mensaje y cuando lo quise no me respondieron.
Con qué facilidad te pones en el precipicio por alguien (mis famosos becerros de oro) que no sabe porqué estás ahí haciendo equilibrios.

Intenté hacer un punto y coma;
no lo has visto.
Vuelvo a ser esa pared mal pintada
en casa de mi abuela.
Si dejo de caminar
(a veces odio los buenos propósitos)
me adelantará la hora de la tristeza.
Si nunca dejo de mirar hacia delante
igual me muero de sed.

¿Por qué nos creemos que "esta vez" es la buena? En realidad todos son "la otra vez".
Me queda un consuelo...
Esta vez el paso ha sido una zancada
(zancada a ninguna parte, pero zancada)
no me arrepiento, peor para él (el eterno consuelo).

Y sin embargo...

GRACIAS

Gracias a todas las personas que me hacen sonreir con sólo verlas. Gracias Oretania.
Gracias Dany (lider indiscutible de todos nosotros); gracias Rakel (que vivan los pezones y los pies en la boca); gracias Bea (¿ese pedo era tuyo o mio?); gracias Dory (tan lejos, tan cerca); gracias Carmen (cuando te toca darme conversación en los bares eres feliz, lo sé); gracias Nadia (entre "siepes" y amores, no nos echas más de menos de lo que te echamos nosotros a ti), gracias Alicia (siempre hacia delante, no lo olvides, hay que andar y buscar el camino. Sobre todo, vive el momento, eso es lo bonito); gracias Pili (cuando estás pedo te suben unos coloretes preciosos); gracias Mary (sabes que estamos -estoy- para todo, tus sonrisas tienen luz); gracias Helena (las huevardas nos miran de reojo cuando cantamos el "corten espadas"); gracias Juanjo (¿porqué te odiamos? en el fondo sólo es evidia); gracias Edu (¡ese gran descubriniento! Eres el hombre de la sonrisa permanente); gracias Quique (... que feo es escupir. Por cierto ¿cantamos "Ansorigou"?); Gracias Rafa (cuando me leiste la mano, no diste ni una); Gracias Manolo Eduardo de Santa Margarita María de Alacoque (the quiet man. ¿Qué haríamos sin tu cabeza fría y tu saber hacer?); gracias Miguel ("Si me tocas la polla te contaré un secreto. / Un secreto tan grande que quepa en un maceto". El indiscutible alma de la fiesta); gracias Miguel Ángel (es mentira que seas Doraemon, no eres azul); Gracias Pablo (pues nos conocemos poco, pero vamos, un fin de semana en cualquier casa rural de la geografía española y acabarás poniendo la cabeza en el paquete de Dany, despues de eso ya todo da igual).

Gracias a la música coral. Gracias al arte que nos sale de la garganta. Gracias al Tali Tua, al Ave María y al Seaside Redezvous.

OS QUIERO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

(Sé que cualquiera que lea esto y que no pertenezca al Coro de Cámara Oretania, no sabrá muy bien de qué va todo esto. Pero solo tenía la necesidad de dar las gracias a toda esa gente que me hace feliz cantando y conviviendo)

La adoración del becerro de oro

Tomayá. Ni más ni menos. Eso he dicho: la adoracíon del becerro de oro. No sé si conocéis (tampoco sé si yo lo conzco muy bien) aquel pasaje bíblico en que cuando Moisés (¿era Moisés?) deja un rato al pueblo a su bola, estos se ponen a adorar a lo primero que pillan, sólo importa que sea algo bonito, impresionante... Vale, una cosa debe quedar clara, no voy a dar ningún sermón moral ni nada así (curas que estén leyendo esto... desconecten, que no les importa en absoluto mi vida!!). Pero es que yo soy como el pueblo de Moisés... a la mínima me pongo a adorar al becerro de oro, a un ídolo desconocido. Yo no me enamoro (enamoro?? no os toméis esto al pie de la letra) de cosas de verdad, sino de imagenes que me hago en la cabeza de gente que apenas conozco... de becerros de oro. Por una vez le voy a dar la razón a la biblia: no hay que adorar cosas desconocidas (bueno, no hay que adorar, pero entended en qué sentido lo digo) porque esos ídolos se pueden desmontar con una facilidad pasmosa... Por eso (creo) siempre digo que es mejor el sexo, porque es más difícil hacerse ideas equivocadas: esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas (siemrpe es mejor tomarlo).

Un día más.

Hoy el día amaneció muy cargado… así estuvo hasta ahora que son las diez de la noche. Recuerdo que hace tiempo de repente me emocionaba, me sentía inmensamente feliz, de repente, sin saber porqué… eso hace mucho que no ocurre. A veces parece que el día acumula algún tipo de mala energía durante muchas horas, a veces incluso durante semanas, para después estallar en una inmensa tormenta. Siempre me resultó odioso eso que te dicen cuando niño: “ya verás que cuando seas mayor las cosas son mucho más difíciles”, “no te quejes que ahora tienes todo lo que quieres”, todo es una triste verdad. Pero no me asusta que ahora las cosas puedan ser más complicadas o que tenga preocupaciones con las que es difícil conciliar el sueño, no, lo que me preocupa es otra asertación: “cuando eres viejo te quedas solo, muy sólo, porque los amigos se van y la familia te considera un estrobo”. Si lo primero ha resultado ser cierto, esto tiene el aspecto de estar muy bien encaminado hacia una vejez ausente, sola. Amigos espero conservar y familia no más de la que tengo ahora, francamente, pero yo… dónde estaré yo…

Yo creo que somos como las tormentas. Hoy me han vuelto a llamar hijo de puta en el trabajo. Algún día todo explota y podemos llover durante horas. El viejo que pide en la puerta del Mercadona me ha vuelto a mirar así y yo, mientras me comía un donut, he vuelto a pasar de largo. ¿A dónde estamos mirando? Yo quiero volver a emocionarme como lo hacía antes. Antes me apasionaba pensar en lo que me podía deparar el futuro, en lo que haría, en lo que me convertiría… ahora ya sé que no voy a ningún sitio. Me impuse a mí mismo la costumbre de no hacer planes a más de seis meses de distancia. Quién sabe si eso no acabará encorvando la espalda de tanto mirar al suelo. Antes había cosas bellas que me empañaban los ojos ¿dónde están? Creo que todo sigue en su sitio… debo estar mirando al sitio equivocado.

De curros y currantes

Pues aquí estoy después de mi primer día de trabajo tras un par de semanas de entrevistas. Nunca dejará de sorprenderme la fauna (y flora) que se mueve por estos ambientes, tanto entrevistadores como entrevistados se pueden clasificar cula especimen de criptozoología.