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NADAENCONCRETO (verde sobre morado, el moroso ignominio)

Me ocurren cosas...

Me ha pasado una cosa curiosa, bueno, en realidad me ha vuelto a pasar una cosa curiosa que ya me ocurrió hace algunos meses. En el momento en que escribo esto en un cuaderno, estoy tomandome un café en la Plaza de Cervantes de Ciudad Real, en una terraza, mientras oigo en Radio Clásica la Obertura Trágica de Johannes Brahms. Como estoy en la calle, inevitablemente se cuelan ruidos de exterior a través de los cascos.

Pues bien, detrás de mí tengo uno de esos cochecitos tan feos en los que echas un euro (si eres adulto) y te montas (si eres un niño) mientras aquello se agita vagamente y escupe una música espantosa. Musiquilla que se ha colado entre mi sueño, el café y la Obertura Trágica de Brahms con tan ¿buena? suerte que el atraco acústico del cochecito y lo que en ese momento interpretaba Karajan, estaba en la misma tonalidad y coincidían en el tempo. La "música" del cochecito era la típica marcha que, en las pelis, silban los heridos de la guerra civil norteamericana. La mezcla es explosiva, y lo mejor es que no había más disonancia que la estética.

Han sido apenas diez segundos en los que parecía que Brahms había conquistado el Río Bravo seguido del séptimo de caballería.

¿Qué opinaría el insigne Johannes de esto? Creo que sería capaz de asesinar al inventor de la grabación musical para no emzclarse con aquello (está claro que son los problemas de la "cultura para todos", si dcides escuchar musica en mitad de una plaza pueden pasar estas cosas). Tal vez no. Tal vez le encantaría la idea e incluiría en la partitura: Interpétese este fragmento con un cochecito similar al que hay en la Plaza de cervantes de Ciudad Real, todo ello escrito en italiano, claro, que las transgresiones tienen un límite.

Aunque la opinión de Brahms nunca la sabremos (a mí personalmente me la suda) yo me quedo con esos diez segundos únicos que nadie más ha podido apreciar. Diez segundos más o menos adecuados, pero únicos.

Decía al principio que hace unos meses me pasó algo similar, pero el efecto fue infinitamente más bello. Estaba escuchando una de las Fantasías para violín solo de G. P. Telemann mientras navegaba por internet. Y está claro que el mal gusto impera en la red, por ejemplo: las webs donde se incluye algún tipo de música (normalmente midis con sonidos horribles) sin tener en cuenta si al navegante le apetece o no escuchar eso. Y hete aquí que en una página en la que entré empezó a sonar un tema de la banda sonora de Blade Runner. Se trata de un saxofón solista sobre un colchon armónico de sintetizador, rollo new age relajante y tal. A mí el tema en cuentión no me hace mucha gracia, pero recordemos que estaba escuchando el violín maravilloso de Telemann... me quedé sin palabras (y con lágrimas). El efecto es indescriptible, en la frontera entre lo disonante y lo armónico. Una extraña belleza.

No recuerdo cuál de las fantasías estaba escuchando, así que no puedo repetirlo. Casi mejor. Quedará en los anales de mis momentos irrepetibles.

8 comentarios

Anónimo -

Oiga usted. Yo soy el compositor de la música para cochecitos de las plazas de los pilares. Ya se pondrán mis abogados en contacto con usted. Atentamente.

carmela -

en primer lugar, perdonemos a silvia, la pobre aun se está cayendo del guindo.....
en segundo lugar, tengan todos en cuenta que estas cosas solo pueden ocurrir en ciudad real, la ciudad adimensional.....jajajaja

perdón, pero creo que tengo fiebre y no sé bien lo que pongo, pero yo con tal de meter el moco....anda que ya me vale!

Soulwoman -

No me ha ocurrido nada parecido pero solo de imaginarme tu situación Rodir, se me ponen los bellos de punta. debe ser maravilloso incurrir en algo tan sumamente extraño. Lo cierto es k esas pekeñas experiencias hacen de nuestra vida algo sumamente especial y hace k nos demos cuenta de k hasta el más mínimo detalle de nuestro mundo merece la pena apreciarlo.
Un besazo wapisimo, te kiero un montón.

godel -

... y bueno, ahora en serio, uno de los mejores recuerdos que tengo de mi infancia es el de un día que al volver del colegio a la hora de comer, poco antes de llegar a casa me metí en la boca un caramelo de miel (aun se me hace la boca agua al recordarlo) y mi madre estaba terminando de preparar un huevo frito, pero frito en el aceite de haber frito filetes de ternera; pues bien, me saqué el caramelo de la boca y lo dejé en el borde del plato y empecé a comer el huevo con la boca aún rebosando del caramelo que ya no tenía que se mezcló con lo jugoso de la yema del huevo y la intensidad del aceitillo de la ternera... que ufs.
En realidad me estoy dando cuenta que no hay (o no tengo) palabras para describirlo, o quizá mereciera un relato entero, el caso es que con el paso de los años he intentado repetir la experiencia, y no he vuelto a obtener el mismo resultado nunca, ni de cerca, se ve que falta algun ingrediente... quizá el paseo desde el cole con mi hermana, quizá el hambre desatada de los que no llevabamos bocadillo al recreo, quizá el comer en la cocina rodeado de pucheros hirviendo fragancias.
Y bueno, de esto hacen ya lo menos veinte años, y ahora en los restaurantes chic te ponen cordero a la miel.

godel -

pues en cierta ocasion estaba viendo yo una peli en la tele, "vania en la calle 42" y en estas que entró mi hermano en el salón, refunfuñando por que no podía descansar, y hete allí que encajó tan bien en la peli que no sabía si el estaba dentro de la tele o era yo. Pronto la cosa se complicó... movidos por un impulso animal, cogimos el televisor y le dimos la vuelta como a un calcetín y los actores y meta-actores de la peli (para entender lo de meta-actores hay que ver esa peli) y bien, los actores y meta-actores decia, se metieron en nuestro salón, y nosotros en la tele; con tan mala fortuna que llegó la publicidad, en antena3 nada menos... y lo peor de todo, nos tocó el anuncio de detergente donde el enteraillo que te explica el funcionamiento te coge de la mano y te mete en los tejidos de la ropa, para colmo de males y mientras estabamos embutidos entre hilos de algodón, vania cambió de canal y dió con el tarot de localia, así que ahora estoy aqui formando parte del tejido del tapete donde la pitonisa lanza sus cartas... a ver quien es el listo que me adivina el futuro.

Clara -

Pues yo un día estaba escuchando un CD en mi habitación, y mi hermano Radio Clásica en la suya. Coincidieron las dos piezas incluso en el tiempo.

Ála!

Muchos besos, Rorro, I love you.

"La chica de ayer" -

estoy encantada con todo lo que escribes. Muchas gracias.Besos cariñosos

Silvia!!!! ;-& -

Hola Ro!!! Yo en la mitad de la historia me he per´dio,"bueno, q ya sabes como soy". Lo únici que tevoy a decir es q a mi los cochecitos esos me parecen muy graciosos, jejeje...
Besos mmmmuuuuuuaaaaakkkk!!! ;@