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NADAENCONCRETO (verde sobre morado, el moroso ignominio)

7/11

La penumbra de tu piel

fundida hasta las trancas con la noche,

oliendo a mi saliva,

besada hasta gastarse,

desprende tu sudor en esta boca

que sólo sabe amarte.

Y es tu piel, mi saliva y tu sudor

la masa espesa que agitamos ciegos,

amándonos desnudos,

erectos, imponentes,

dispuestos a lamer

el último rincón de nuestro cuerpo

con lenguas que son dedos de alfarero,

y hacer así vasijas

que sean un descansar para tu cuerpo

fugaz, tal vez eterno.

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