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NADAENCONCRETO (verde sobre morado, el moroso ignominio)

A MAM(n)

El otro día una conversación con un amigo me inspiró lo que voy a escribir a continuación, lo cual es bastante curioso porque normalmente mientras me hablan yo estoy repasando la lista de la compra (por poner un ejemplo). El sujeto con el que mantuve la conversación lo llamaremos MAM(n), que cada uno haga las cábalas de por qué le pongo ese seudónimo.

Me dice un amigo
que se ha sentido vacío
el día de su partida.

Ahí están los que nunca partieron
esperando en el andén
el tren que esperan que pase
(hace años lo hizo),
seguros,
con cieno en los tobillos,
anclados a las losas,
fumándose los dedos
y hasta la sangre,

Me dice un amigo
que ha tenido que partir
(no sabe bien a dónde
ni a qué,
tampoco importa eso).

Yo un día partí
a una ciudad de gentes
que caminan.
Aun no sé si he crecido
(las antorchas de mis ojos
siguen buscando)
pero sé
que angustia tras angustia,
bebiendo a chorros
las lágrimas ajenas
(las propias se secaron),
soy más dificil de matar,
como el perro herido
que traga la sangre que vomita
y muerde la mano
de algún posible dios.

Somos otros.
Somos los que partieron
(sin saber a dónde
ni a qué)
para, tal vez, volver algún día
cargados de oro los bolsillos.

Hemos de saber
que aquellos nos miran
y estudian cómo
encenegarnos.

Volemos, pues,
lejos,
hasta donde nos dejen saber.

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